Por Andrew Hay
OREM, UTAH, 11 sep (Reuters) – El campus de la Universidad de Utah Valley estaba en gran parte desierto y silencioso el jueves, un marcado contraste con las escenas de pánico e incredulidad que estallaron 24 horas antes, cuando un francotirador mató al activista conservador Charlie Kirk ante 3.000 jóvenes reunidos para oírle hablar.
“Es espeluznante, tenso, silencioso”, dijo McKinley Shinkle, un estudiante de ingeniería eléctrica de 25 años, cuando se le pidió que describiera lo que se sentía en el campus, que se ordenó cerrar durante el resto de la semana.
El único disparo que alcanzó a Kirk sonó poco después de que el carismático aliado del presidente Donald Trump empezara a responder preguntas del público en uno de sus característicos actos de divulgación, en los que reta a los estudiantes a debatir cuestiones polémicas sobre temas como el control de armas y la raza.
Los testigos, muchos de ellos tartamudeando por la conmoción, han descrito haber escuchado un fuerte estruendo que al principio no reconocieron como un disparo. Algunos estaban lo suficientemente cerca del toldo bajo el que se sentaba Kirk como para ver la sangre que manaba de su cuello y se extendía por una camiseta blanca que llevaba y que tenía estampada la palabra “Freedom”.
Jeff Long, jefe del departamento de policía de la universidad, dijo que tenía a seis agentes trabajando en el fatal suceso. “Sabes, nos entrenamos para estas cosas y piensas que tienes las cosas cubiertas”, dijo Long en rueda de prensa. “Intentas tener las bases cubiertas. Por desgracia, hoy no lo hemos hecho”.
Los vídeos difundidos en internet mostraban a algunos de los asistentes gritando, llorando y rezando, muchos de ellos saliendo a empujones del recinto al aire libre donde se celebraba la reunión, tratando desesperadamente de ponerse a cubierto. Otros se quedaron paralizados, como en estado de shock, o se agacharon al suelo.
McKinley Shinkle y su primo Anthony Shinkle, estudiante de biología en Utah Valley, dijeron que iban caminando hacia el acto cuando se produjo el disparo, y la gente empezó a correr hacia ellos.
“La gente no debería tener miedo solo por decir lo que piensa”, afirmó Anthony Shinkle.
Los primos Shinkle colocaron carteles en la ventana de su piso de estudiantes en los que se podía leer “LIBERTAD” y “NO SE PUEDE MATAR LA VERDAD” en apoyo de Kirk y de lo que defendía.
La poca actividad que hubo en el campus, situado a unos 65 kilómetros al sur de Salt Lake City, en Orem, Utah, implicó a investigadores de las fuerzas del orden.
La cinta amarilla de la policía restringía el acceso a varios lugares, entre ellos un edificio de la universidad que se cree que el tirador utilizó para disparar hacia el anfiteatro donde Kirk estaba hablando, a unos 180 metros de distancia. Los investigadores buscaron pruebas forenses en el edificio el jueves.
(Información de Andrew Hay en Orem; edición de Frank McGurty y Lincoln Feast; editado en español por Irene Martínez)