Por Pietro Lombardi y Aislinn Laing y Nacho Doce y Emma Pinedo
PARAFITA, España, 29 sep (Reuters) -Javier Fernández Pérez recuerda cómo los vecinos de su aldea solían quemar la maleza durante el invierno para evitar los enormes incendios que asolaron la región noroccidental de Galicia el verano pasado.
Con un tiempo más seco y caluroso que aviva incendios más grandes y destructivos, tanto los expertos como la población local piden que se pongan en marcha urgentemente cortafuegos y otros métodos e incentivos de gestión forestal para evitar que se repitan en años venideros.
El sur de Galicia fue el epicentro de la peor temporada de incendios de España en tres décadas. En agosto, durante una ola de calor sin precedentes, los incendios mataron a cuatro personas, invadieron ciudades y pueblos y calcinaron 330.000 hectáreas, una superficie dos veces mayor que la de Londres y más de cinco veces superior a la de la ciudad de Madrid.
Fernández Pérez, camarero y panadero jubilado de 72 años, afirmó que los episodios de este verano se repetirán en unos seis años si vuelve a faltar prevención, y destacó la ferocidad de las llamas cuando prenden con una vegetación más o menos ilimitada para arder.
LA EXPERIENCIA DE ESPAÑA ES UNA PRUEBA PARA EUROPA
Hace solo unas semanas, un incendio arrasó 19.000 hectáreas de terreno alrededor de su pedanía de Parafita. Fernández Pérez aseguró que era imposible de controlar, ni siquiera con todos los medios aéreos del país.
Expertos forestales y líderes políticos afirmaron que la falta de inversión en gestión forestal y prevención durante las dos últimas décadas fue lo que hizo que los incendios fueran tan devastadores.
Según Víctor Resco, catedrático de Ingeniería Forestal de la Universidad de Lleida, a medida que los incendios se acercan a las zonas pobladas, deben aplicarse nuevas soluciones en toda Europa.
“Lo que estamos viendo en España es una prueba de lo que le puede esperar a Europa”, dijo. “Dentro de 20 o 30 años, cuando aumenten las temperaturas en el centro y norte de Europa, será demasiado tarde para cambiar de rumbo”.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, reconoció en agosto que la prevención de incendios había sido “claramente insuficiente” y la gestión forestal inadecuada. Se comprometió a hacer lo que “haga falta” para que no volvieran a producirse incendios de tal magnitud.
AUMENTA LA SUPERFICIE FORESTAL, PERO LA GESTIÓN ES DEFICIENTE
España solo está por detrás de Suecia y Finlandia en superficie forestal en Europa, con 18,6 millones de hectáreas, y sus bosques crecen un 2,2% cada año, frente a la media europea del 0,51%, según la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE).
Esto aumenta la superficie que hay que gestionar, mientras que la despoblación rural obliga a las autoridades regionales a financiar las labores de prevención que antes realizaban los vecinos.
Hay menos gente para ocuparse de las zonas donde la vegetación ha crecido en una primavera lluviosa y que luego se seca en las olas de calor, en un momento en que los patrones meteorológicos se ven alterados por el cambio climático, lo que deja como resultado hectáreas de leña natural listas para arder.
La legislación española que regula las quemas controladas también ha complicado estas prácticas preventivas.
Dos tercios de los bosques españoles son propiedad privada, en su mayoría de particulares con escasa experiencia en gestión forestal. Los datos del Ministerio para la Transición Ecológica muestran que menos de una cuarta parte de las zonas forestales cuentan con planes de gestión sostenible a largo plazo.
“En algunos casos, puede haber ya dos generaciones que ni siquiera han pisado las parcelas (…) de las que son propietarios”, dijo a Reuters el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán.
El Gobierno debería ofrecer exenciones fiscales a los propietarios de bosques para reflejar el papel que desempeñan en la captura de carbono y la gestión del agua y como refugios de vida silvestre, afirmó Patricia Gómez Agrela, de COSE.
Debería financiar los bosques para que sean más viables económicamente a través de la explotación de madera, biomasa, corcho, semillas, setas y frutas, como en los países nórdicos, dijo.
También señaló que la estrategia europea de biodiversidad, que promueve la no intervención en algunas zonas, ayuda a que se acumule mucha vegetación que genera un alto riesgo de incendios, lo que resulta en que se pierda la biodiversidad que se intenta conservar. “Hay que buscar un equilibrio”, dijo.
EL DINERO ESCASEA
El Colegio de Ingenieros de Montes de España calcula que cada euro invertido en prevención reduce en 100 el coste de extinción de las llamas. Greenpeace y otros grupos quieren que las autoridades inviertan 1.000 millones de euros al año en prevención.
La inversión de los gobiernos nacional y autonómicos en métodos básicos de prevención de incendios, como el mantenimiento de cortafuegos y embalses, cayó un 52% entre 2009 —justo cuando se desató la crisis financiera— y 2022, según los datos más recientes recopilados por el Ministerio para la Transición Ecológica.
El gasto en silvicultura se redujo un 22% en el mismo periodo, aunque el gasto en extinción de incendios se mantuvo estable.
El ministerio y los gobiernos regionales, que son los principales responsables de la prevención y extinción de incendios, afirman que la inversión empezó a aumentar de nuevo a partir de 2017-2018.
También dicen que los datos no reflejan las diferentes formas de categorizar los métodos y el gasto de los ministerios de Interior y Agricultura que apoyan la prevención de incendios.
LA “MAYOR AMENAZA” PARA LA SEGURIDAD
Sin embargo, España dedicó a la prevención de incendios una parte menor de los fondos postpandémicos de la UE que sus homólogos del sur de Europa, también afectados este verano. España gastó 221 millones de euros (259,5 millones de dólares) de los fondos de la UE en prevenir incendios y preparar una respuesta rápida, casi tres veces menos que Portugal y cuatro veces menos que Grecia, según un informe de junio del Tribunal de Cuentas Europeo.
El dinero sigue escaseando. El Gobierno en minoría de Sánchez, liderado por los socialistas, ha recibido intensas presiones de los socios de la OTAN y del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que aumente el rezagado gasto en defensa de España en casi 50.000 millones de euros al año.
También se enfrenta a los costes de limpieza de las devastadoras inundaciones de Valencia y los incendios, y ha argumentado que la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos también deberían definirse como defensa.
“No es razonable pensar que debemos incrementar el presupuesto de la política armamentística dejando en un segundo plano el elemento que supone en estos momentos la mayor amenaza para la seguridad de los ciudadanos”, dijo Morán.
(1 dólar = 0,8516 euros)
(Información de Pietro Lombardi, Emma Pinedo, Aislinn Laing y Nacho Doce; edición de Charlie Devereux y Alison Williams; edición en español de Jorge Ollero Castela)