LIMA, 6 oct (Reuters) -Empresas de transporte público de la capital de Perú pararon el lunes para demandar al Gobierno más acciones frente a un aumento del crimen y de las extorsiones, con bloqueos de algunas vías, quema de neumáticos y marchas.
El Gobierno exhortó a los empleadores en un comunicado a otorgar dos horas de tolerancia para el ingreso de sus trabajadores, y dispuso que las clases escolares en Lima se realicen bajo “la modalidad remota”, una decisión que fue tomada también por varias universidades públicas y privadas.
Miles de personas tuvieron que abordar con dificultades los pocos vehículos de transporte público que circularon en Lima.
La policía se enfrentó temprano a decenas de manifestantes que habían quemado neumáticos, mientras que grupos de chóferes detuvieron sus buses en varios puntos de la ciudad originando congestión y frenando el transporte de vehículos particulares.
El paro fue convocado por uno de los mayores gremios del sector después del asesinato a tiros el sábado de un conductor de bus, que fue interceptado por desconocidos en motocicleta, según reportes de la policía y de la empresa de transporte.
“Estamos en huelga porque el gobierno no nos hace caso. Nos duele la cantidad de muertes que se producen debido a la extorsión”, dijo Marco Valer, trabajador de una empresa de transporte.
Al menos ocho empresas de transporte han suspendido en Lima sus operaciones debido a las extorsiones y asesinatos de chóferes por parte de bandas criminales, según la local Cámara Internacional de Transporte, que convocó el paro.
Los denuncias de extorsión en Perú han crecido de 3.872 en 2019 a unas 22.400 el año pasado, según datos de la policía difundidos por la Cámara de Comercio de Lima. Y entre enero y septiembre de este año llegaron a unas 18.430.
Asimismo, Perú anotó un récord de 2.082 homicidios en 2024 y entre enero y septiembre de este año ya sumaban 1.706, según el sistema nacional de defunciones.
La inseguridad ciudadana se ha convertido en la mayor preocupación del país, en momentos en que la popularidad de la presidenta Dina Boluarte se mantiene desde el año pasado en mínimos históricos entre un 2% y un 4%, según encuestas.
“Esta lucha no es de un día, es mañana, tarde y noche, las 24 horas del día, todos los días. No se detiene. Estamos trabajando sin descanso”, dijo la mandataria tras una reunión con varios de sus ministros.
Boluarte enfrenta constantes protestas de grupo civiles y recientemente de jóvenes identificados como la Generación Z, que demandan reformas sociales y medidas contra la corrupción.
(Reporte de Marco AquinoEditado por Javier López de Lérida)