Por Steve Holland y Timour Azhari
WASHINGTON/RIAD, 10 nov (Reuters) -La reunión del presidente sirio Ahmed al-Sharaa con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el lunes en la Casa Blanca pone fin a un año impresionante para el rebelde convertido en gobernante que derrocó a un líder autocrático durante mucho tiempo y desde entonces ha recorrido el mundo en su intento de poner fin al aislamiento internacional de Siria.
Trump recibirá a Al-Sharaa en la primera visita de un presidente sirio a la Casa Blanca, seis meses después de que ambos se reunieran por primera vez en Arabia Saudí y apenas unos días después de que Washington dijera que el exmiembro de Al Qaeda ya no era un “terrorista global especialmente designado”.
Al-Sharaa, de 42 años, se hizo con el poder el año pasado después de que sus combatientes islamistas lanzaran una ofensiva relámpago desde su enclave en el noroeste de Siria y derrocaran al longevo presidente sirio Bashar al-Asad pocos días después, el 8 de diciembre.
Desde entonces, el realineamiento regional de Siria ha avanzado a un ritmo vertiginoso, alejándose de los principales aliados de Assad, Irán y Rusia, y acercándose a Turquía, el golfo Pérsico y Washington.
Es probable que la seguridad sea uno de los temas principales de la reunión del lunes.
Estados Unidos está mediando en las conversaciones entre Siria e Israel sobre un posible pacto de seguridad, y Reuters ha informado de que Estados Unidos planea establecer una presencia militar en una base aérea de Damasco.
Siria también está dispuesta a unirse a una coalición liderada por Estados Unidos para luchar contra Estado Islámico, que podría anunciarse formalmente en la reunión del lunes en la Casa Blanca.
EL OBSTÁCULO DE LAS SANCIONES
Días antes de la reunión, Trump dijo a los periodistas en la Casa Blanca que “se han hecho muchos progresos” sobre Siria.
“Creo que (Al-Sharaa) está haciendo un muy buen trabajo. Es un barrio difícil, y él es un tipo duro, pero me llevé muy bien con él”, dijo Trump.
Después de que al-Sharaa y Trump se reunieran en Riad en mayo, Trump anunció que levantaría todas las sanciones a Siria.
Pero las medidas más duras, conocidas como Ley de Sanciones César, requieren una derogación del Congreso. La Casa Blanca y el Departamento de Estado han respaldado públicamente levantarlas antes de que finalice 2025, pero los expertos señalan que el cierre de la Administración puede afectar a ese plazo.
Se espera que Al-Sharaa abogue firmemente por la derogación, que ayudaría a estimular la inversión mundial en un país asolado por 14 años de guerra y cuya reconstrucción, según estimaciones del Banco Mundial, requerirá más de 200.000 millones de dólares.
El tejido social de Siria se ha puesto a prueba más recientemente. Nuevos brotes de violencia sectaria han dejado más de 2.500 muertos desde la caída de Al-Asad, ahondando las heridas de la guerra civil y poniendo en entredicho la capacidad de las nuevas autoridades para gobernar para todos los sirios.
(Información de Timour Azhari en Riyahd y Steve Holland en Washington; edición de Michelle Nichols y Bill Berkrot; edición en español de Paula Villalba)










