Por Will Dunham
WASHINGTON, 12 nov (Reuters) -La muerte explosiva de una estrella -una supernova- es uno de los acontecimientos cósmicos más violentos, pero el aspecto exacto de este cataclismo a medida que se desarrolla sigue siendo un misterio.
Los científicos han observado por primera vez las primeras fases de una supernova, en las que una estrella masiva explota con una característica forma de aceituna.
Los investigadores utilizaron el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral, con sede en Chile, para observar la supernova, que afectó a una estrella cuya masa es aproximadamente 15 veces la de nuestro Sol y que se encuentra en una galaxia llamada NGC 3621, a unos 22 millones de años-luz de la Tierra, en dirección a la constelación de Hydra.
Un año luz es la distancia que recorre la luz en un año: 9,5 billones de kilómetros.
La forma de este tipo de explosiones ha sido difícil de precisar hasta ahora debido a lo rápido que se producen, por lo que se actuó con rapidez con esta supernova. La explosión se detectó el 10 de abril de 2024, más o menos cuando el astrofísico Yi Yang, de la Universidad china de Tsinghua, había aterrizado en un largo vuelo a San Francisco.
La petición formal de Yang de apuntar el VLT a la supernova fue aceptada horas más tarde.
De este modo, los investigadores pudieron observar la explosión tan sólo 26 horas después de la detección inicial y 29 horas después de que el material del interior de la estrella atravesara por primera vez la superficie estelar.
Lo que vieron fue la estrella condenada rodeada en su ecuador por un disco preexistente de gas y polvo, con la explosión empujando material hacia el exterior desde el núcleo estelar para distorsionar la forma de la estrella hasta asemejarla a una aceituna vertical.
En particular, la explosión no desintegró la estrella en forma esférica. En su lugar, la explosión empujó violentamente hacia el exterior los lados opuestos de la estrella.
“La geometría de la explosión de una supernova proporciona información fundamental sobre la evolución estelar y los procesos físicos que conducen a estos fuegos artificiales cósmicos”, dijo Yang, autor principal del estudio publicado el miércoles en la revista Science Advances.
“Los mecanismos exactos que subyacen a las explosiones de supernovas de estrellas masivas, aquellas con más de ocho veces la masa del Sol, siguen siendo objeto de debate y constituyen una de las cuestiones fundamentales que los científicos quieren abordar”, señaló Yang.
Las grandes estrellas como éstas tienen vidas relativamente cortas. En este caso, una supergigante roja, tenía unos 25 millones de años en el momento de su desaparición. En comparación, el Sol tiene más de 4.500 millones de años y aún le quedan algunos miles de millones más.
En el momento de su explosión, el diámetro de esta estrella era 600 veces mayor que el del Sol. Parte de la masa de la estrella fue lanzada al espacio en la explosión. Se cree que el resto se convirtió en una estrella de neutrones, un resto estelar muy compacto, según Dietrich Baade, coautor del estudio y astrofísico alemán del Observatorio Europeo Austral.
(Reportaje de Will Dunham; Editado en español por Juana Casas)











