Por Luis Jaime Acosta
SAN JOSÉ DEL GUAVIARE, Colombia, 12 mar (Reuters) – La firma de un acuerdo de paz con el presidente de Colombia, Gustavo Petro, será difícil de lograr en lo que queda de este Gobierno pese a la confianza y las condiciones para avanzar, dijo un comandante de una facción de la guerrilla de las FARC que rechazó el pacto de 2016 para acabar el conflicto armado.
El segundo al mando del Estado Mayor Central (EMC), Alexander Díaz Mendoza, más conocido por su nombre de guerra como Calarcá Córdoba, aseguró que la firma tardará y aunque la solución al conflicto debe ser política y a través del diálogo, posiblemente con otro Gobierno, las armas son la prenda de garantía para alcanzar los acuerdos.
“Una firma como tal puedo decir que se demora mucho”, dijo en una reciente entrevista con Reuters en esta ciudad capital del selvático departamento del Guaviare, al sureste de Colombia, en donde se realizó el cuarto ciclo de la negociación de paz con el Gobierno.
“Yo diría que no”, respondió cuando se le preguntó si era posible firmar la paz con Petro. “Es difícil”, afirmó al asegurar que para alcanzar un acuerdo exitoso se debe contar con la participación de todo el pueblo colombiano.
Petro, el primer mandatario de izquierda de Colombia, impulsa una política de paz total para poner fin a un conflicto armado de seis décadas que ha dejado más de 450.000 muertos.
El proceso de paz con el EMC es el segundo más avanzado, después de la negociación con el Ejército de Liberación Nacional, mientras que, con la Segunda Marquetalia, otra facción de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que firmó el acuerdo del 2016 y posteriormente regresó a la lucha armada, está en una fase inicial.
El Gobierno también busca avanzar con ofertas de sometimiento para grupos criminales conformados por antiguos paramilitares de derecha.
El EMC, el ELN, la Segunda Marquetalia y las bandas criminales como el Clan del Golfo mantienen confrontaciones entre sí por el control de territorios y de economías ilícitas como el narcotráfico y la minería ilegal, mientras que la violencia continúa en varias zonas del país a pesar de los ceses al fuego bilaterales del Gobierno con los dos primeros grupos.
NO A CESE AL FUEGO MULTILATERAL
Calarcá Córdoba admitió que ve difícil articular las diferentes negociaciones de paz que mantiene Petro y descartó que el EMC vaya a acordar un cese al fuego multilateral, como lo planteó recientemente el Gobierno.
“No sé, yo ahí no sé, no me imagino cómo podrá el presidente Petro enlazar todos esos procesos. Miramos una dificultad grande porque esos grupos están en los territorios donde estamos nosotros las FARC también”, aseguró el líder guerrillero vestido de civil en un hotel de esta ciudad en medio de la selva.
“Nosotros no le vamos a andar a un cese del fuego multilateral” dijo, al explicar que una tregua entre el EMC y las otras organizaciones a las que calificó como “grupos paramilitares” sería “imperdonable”, advirtiendo que a medida que avancen en los territorios las combatirán militarmente.
Aunque las Fuerzas Militares consideran al EMC como una disidencia de las FARC que firmaron un acuerdo de paz en el 2016 y que permitió la desmovilización de 13.000 de sus integrantes, Calarcá Córdoba sostuvo que no lo son porque jamás abandonaron la lucha revolucionaria.
“Nosotros no somos disidentes porque no hemos rechazado al proyecto que tenemos (…), disidentes son los que se fueron y abandonaron la tarea revolucionaria”, afirmó.
El cese bilateral al fuego entre el EMC, conformado por más de 3.500 personas incluidos unos 2.200 combatientes, y el Gobierno está vigente hasta mediados de julio próximo.
El EMC también acordó suspender los secuestros y afirma que con la negociación busca cambios estructurales para las regiones sumidas en la pobreza y la violencia.
Bajo los acuerdos iniciales con el Gobierno, las dos partes buscan impulsar profundas transformaciones sociales en los territorios en donde tiene presencia ese grupo, incluyendo educación, salud, acueductos, electrificación y carreteras.
(Reporte de Luis Jaime Acosta, editado por Nelson Bocanegra)